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«Tras el verano» es mucho más que un drama sobre una familia en crisis. Es una historia contemporánea que refleja las complejidades de las familias ensambladas y los lazos emocionales que van más allá de los genes. La película, dirigida por Yolanda Centeno, nos presenta una realidad cada vez más común: la maternidad y paternidad no siempre vienen acompañadas de vínculos biológicos, pero no por eso dejan de ser reales, profundas y dolorosas.
Ambientada en una España moderna, esta cinta se adentra en las emociones más profundas de sus personajes, mostrando cómo el amor entre un niño y una madre no biológica puede ser tan genuino como cualquier otro.
Paula (interpretada por Alexandra Jiménez) ha sido la figura materna para Dani durante años, aunque biológicamente no es su madre. El niño, interpretado por Alejandro López, ha crecido viendo en ella no solo una cuidadora, sino una guía, una amiga y un soporte emocional incondicional. Sin embargo, la separación entre Paula y Raúl (padre de Dani) pone en riesgo este vínculo único.
El conflicto se torna desgarrador cuando la posibilidad de que Paula desaparezca de la vida de Dani se convierte en una amenaza real. La cinta plantea una pregunta importante: ¿debe la ley priorizar la sangre o el amor?
«Tras el verano» expone con gran sensibilidad un problema legal que afecta a muchas familias: la falta de protección jurídica para los padres no biológicos. Este vacío deja fuera del marco legal relaciones afectivas que son fundamentales para el bienestar de los menores.
A través de una narrativa honesta y directa, la película muestra cómo la falta de reconocimiento puede causar rupturas dolorosas y traumas emocionales difíciles de sanar. Las despedidas forzadas y las decisiones legales desconectadas de las emociones humanas están en el centro de esta historia que seguramente resonará con muchas personas.
El reparto de «Tras el verano» logra transmitir cada matiz emocional con gran autenticidad. Alexandra Jiménez encarna a Paula con una mezcla de ternura y fortaleza, mientras que Juan Diego Botto, como Raúl, aporta complejidad al papel del padre atrapado entre el deber y el afecto.
Alejandro López, en el papel de Dani, entrega una actuación conmovedora, mostrando con realismo la confusión, tristeza y esperanza propias de un niño que no entiende por qué su mundo se desmorona.
La dirección de Yolanda Centeno, junto al guion coescrito con Jesús Luque, demuestra una mirada comprometida con los temas de familia, maternidad y justicia emocional.
La fotografía de José Luis Bernal Ibáñez y la música de Pablo Cervantes completan una experiencia audiovisual íntima y conmovedora. Las escenas cotidianas, rodadas en interiores sobrios y paisajes familiares, refuerzan la conexión con el espectador, haciéndolo parte del drama personal de los protagonistas.
Los detalles cuidados y la sobriedad del montaje permiten que la historia respire, dándole espacio a los silencios y gestos que muchas veces comunican más que los diálogos.
«Tras el verano» no solo es una película sobre la separación de una pareja, sino sobre las relaciones invisibles que construimos y que, muchas veces, no encuentran respaldo legal ni comprensión social. Es una historia sobre amor no reconocido, vínculos silenciados y la lucha por mantenerlos vivos.
Cada vez más producciones en español están conquistando el mercado cinematográfico global — películas como Kayara: La Princesa Inca y Molt Lluny son prueba de que el cine hispanohablante tiene todo para brillar en las pantallas del mundo entero.
Una producción que se suma a otras grandes propuestas del cine emocional y social contemporáneo, como las cintas Mamá reinventada o el potente thriller Enemigos, que también abordan conflictos íntimos desde distintas perspectivas.
Tras el verano (2025) - opiniones y comentarios de los usuarios: